12/11/2025

En el marco de los festejos por este nuevo aniversario, vecinas y vecinos podrán disfrutar de tres jornadas a puro cine, música y actividades para toda la familia. Habrá proyecciones de películas de terror, un desfile zombi, ferias temáticas y shows en vivo.

Las actividades comenzarán el viernes con el Viva Fest en la Plaza San Martín (Maipú y Raspanti). Se podrán disfrutar de propuestas gastronómicas, juegos para niños y niñas y presentaciones musicales que se extenderán hasta el domingo.

El sábado 15, las actividades comenzarán a las 15 hs en Estrada 17, Haedo, con la proyección de “Un millón de zombies: La historia de Plaga Zombie” (2022) de Camilo de Cabo y Nicanor Loreti, seguida por “Cuando acecha la maldad” (2023), con la presencia de su director Demián Rugna y parte del elenco. La entrada es libre y gratuita, con capacidad limitada.

A partir de las 18.30 hs, los y las vecinas podrán participar del Zombie Walk Haedo, una caminata de zombies y cosplayers que partirá desde la UGC N°2 hasta la Plaza San Martín. Quienes se acerquen podrán pasar por el stand del Municipio para completar su look y sumarse al desfile.

Desde las 19 hs, la jornada continuará con una feria temática de terror, feria artesanal, camiones de comida y bebida, y shows en vivo de las bandas Nasty Neighbours, Mentolados, Tortura y Pasco.

Por su parte, el domingo 16 de noviembre, la Plaza San Martín será nuevamente escenario de música y cultura local, con la presentación de la Orquesta Criolla de la ETTArF, la Banda de Sikuris, los Coros de Tu Barrio, ASM y Morón Canta.

Cabe destacar que Haedo es reconocida como la Capital Nacional del Cine de Terror, ya que, según el director Demián Rugna, en la localidad se filmaron todas las películas de Plaga Zombie, la primera saga argentina del género realizada de forma independiente, considerada de culto y reconocida a nivel mundial. Además, gran parte de sus obras cinematográficas, incluido su último éxito, fueron rodadas en las calles de Haedo.

La localidad lleva el nombre de Mariano Francisco Haedo (1816/1886), quien fue el presidente de la Comisión Directiva del Ferrocarril del Oeste, director del Banco Provincia y senador de la provincia de Buenos Aires, y falleció cuatro meses antes de la inauguración de la primera estación de la localidad. Por eso, el Gobierno provincial decidió homenajearlo dándole su nombre, incluso antes de ser inaugurada.

Además, es la única localidad del partido de Morón que cuenta con una fundación aprobada por la Provincia de Buenos Aires. Durante 1888, Pedro del Carril, Nemesio Escobedo y Francisco Saforcada proyectaron la traza del pueblo, gestionaron la autorización ante la Gobernación y organizaron un nuevo loteo, con más de 400 ventas registradas. La piedra fundamental se colocó el 11 de noviembre de 1889 en la actual Plaza San Martín.

Años más tarde, el 12 de noviembre de 1964, Haedo fue declarada ciudad por la Ley Provincial 6933, tras un proyecto impulsado en la Legislatura bonaerense por el senador radical Macho Vidal, vecino de Villa Sarmiento.

En la serenidad de Pareditas, en el cautivante Valle de Uco, provincia de Mendoza, entre montañas y arroyos que parecen tener voz propia, Rubén Bassi encontró mucho más que un lugar en el mundo: halló su inspiración y un refugio ideal para dar forma a sus pensamientos y relatos.

Escritor, músico y filósofo de la existencia cotidiana, Bassi ha construido una obra que combina reflexión, sensibilidad y una mirada aguda sobre la naturaleza humana. Autor del libro “Relatos Alterados” – obra que participó en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires 2025 –, ha publicado más de sesenta mil reflexiones en X (ex twitter), donde se lo puede encontrar como @RubenBassiXXI, y decenas de pensamientos y poesías en su blog www.elbuenhumanovence.com y en su canal www.youtube.com/@ELBUENHUMANOVENCE.

En esta entrevista con El Cuco Digital, el autor comparte los motivos que lo llevan a escribir, su visión del arte como un estado alterado de la percepción y cómo su hogar en la montaña se convirtió en un espacio para crear y compartir. Con un estilo que mezcla intimidad y profundidad, Bassi revela cómo la vida, la naturaleza y la contemplación de lo cotidiano se transforman en relatos y melodías que buscan interpelar e invitan a reflexionar.

A continuación, la entrevista realizada por Agustina y Dardo Carrizo al escritor:

– ¿Cómo fue que descubrió esa chispa que lo llevó a escribir, qué lo motiva y qué recursos utiliza?
Las ganas de relatar las cosas que suceden en mi mundo y darle sentido a mi existencia, me inspiro en mi capacidad de percibir.

– ¿Cuál es el mensaje que quiere plasmar en sus obras, cuál es el legado que desea dejar a sus lectores?
Solo comparto mi conocimiento de la mano de mi imaginación, no como mensaje ¿qué sabe nadie? Un pensamiento compartido es en sí mismo una señal, una invitación a pensar.

– Hemos visto fotografías de su hogar en la montaña que ofrece unas vistas maravillosas para inspirarse y reconectarse con la naturaleza así que, ¿cómo es que surgió la idea de este proyecto?
Construí una visión, una proyección de mi lugar dentro de mi ser, de mi mundo. Una estructura parecida a mi refugio interior con materiales que estaban allí hace miles y cientos de millones de años, piedras y rocas, las moví unos metros de su tranquila existencia y las reordené en paredes, patios, techos, cabañas, mi hogar. Creando un lugar para morar y compartir, con la ayuda de mis hijos, mi esposa, y mis amigos ¡nada menos!

– ¿Por qué eligió el Valle de Uco como su hogar?
Uno va en la vida de circunstancia en circunstancia… Pasás, estás y te vas. Yo no lo elegí, otras cuestiones hicieron que pasara por aquí, que estuviera por aquí; y cuando voy a irme, cuando esas circunstancias, emotivas y gratas de recordar, por cierto, llegaron a su fin, ¡zas!, el sentir del Valle me dijo que me quedara; y me quedé nomás, en un lugar que me dijo: “escribí acá, vas a estar tranquilo”. Y así fue.

Estoy cercano a la localidad de Pareditas, un remanso en estos tiempos intolerantes, una siesta tranquila después de un buen vino, con una estirpe de personas solidarias que aman tanto a su tierra que son parte integrante de ella, se expresan como ella, con silencios y sentires, mirándote a los ojos, sin rodeos ni vueltas. Vivo allí, con mi esposa, al lado de un arroyo en la montaña, que me invita a cantar con su decir de agua y piedras. Ahí supe que el arroyo canta, tiene música, suena a palmas rítmicas, como en los recitales.

– Vimos en su perfil de YouTube, El buen humano vence, que también hace música y canta. Grabó un trabajo que se encuentra como “Melodías Alteradas”
¡Así es! Una hermosa etapa de mi vida, pero me retiré, como dice un amigo mío, Julio, “a pedido del público”. Esa noche de despedida me aplaudieron como nunca después del anuncio. Ahora canto solo, con mi esposa, Ana Julia, y con amigos que nos comprendemos. A solas, intento la tonada, pero cuando me doy cuenta que le falto el respeto, me da vergüenza y canto otras cosas.

– “Melodías alteradas”, “relatos alterados” ¿coincidencia o con un propósito?
Cierto. Creo que el arte es un estado alterado de la percepción de la vida e interpretado en intensidad, tanto como emisor, como intérprete y como autor. Es un idioma y a la vez un acto creativo; por cierto, único en la existencia en los seres que nacen y mueren, capaces de interpretar “lo que vemos sin ver y lo que sentimos”. Es el motivo principal que me hace sentir más allá de la ciencia y de la fe la existencia de Dios. Somos moléculas creativas de conciencia en la existencia, como escribí en uno de los cuentos, no es un tema menor.

Desde su hogar en el piedemonte de la cordillera, Rubén Bassi convierte la observación de la vida cotidiana en relatos que invitan a pensar, sentir y cuestionar. Su obra es un viaje por la conciencia humana, donde cada palabra ofrece al lector la posibilidad de descubrir nuevas perspectivas y emociones.

01/09/2025

*Escribe Natalia Soledad Rivarola

“El arte llega a mi vida a través de la búsqueda de intentar transmitir sensaciones profundas en el ser humano. A la espera de quien observe pueda interpretar libremente lo que ve. Las cosas que vemos están en nuestro ser, no en las cosas”, dice Emilio Infantino. Esa mirada filosófica atraviesa cada una de las obras de este artista nacido en Villa Ballester. Su búsqueda es un viaje hacia las emociones, hacia lo que conecta lo visible con lo invisible. Y fue ese camino el que lo llevó a dejar atrás una carrera en el mundo comercial para dedicarse a la escultura en vidrio y el tallado en mármol, adentrándose en técnicas ancestrales que hace más de cinco siglos casi no se practican en nuestro país.

Emilio nunca pensó que sería artista. Solía trabajar como Ejecutivo de Ventas en una empresa argentina hasta que decidió dar un giro vital y dedicarse a la creación. “Cambiar de profesión es un avance en el desarrollo personal y un vuelco interno. Se lo recomiendo a los que aún no se animan. La vida es una sola y está en permanente cambio”, reflexiona sobre aquel salto que dio al descubrir su verdadera vocación.

A pesar de no tener familiares artistas, desde chico siempre disfrutó hacer manualidades. Trabajaba materiales como el hierro y la madera; y el estudiar en una escuela industrial le brindó mucha técnica. “Creo que siempre tuve la vocación para crear algo y encontré en la escultura eso que pude terminar de descubrir y comenzar a hacer a los 53 años”, relata, para luego detallar que empezó con esculturas en arcilla, luego pasó al vidrio artístico – que lo sigue cautivando por ser “cristalino, transparente y multifacético según le dé el haz de luz” – y, por último, al mármol, que es lo que más lo apasiona.

Fascinado con la idea de “extraer una pieza de adentro de un bloque”, viajó a Carrara, Italia, donde Miguel Ángel y Leonardo da Vinci elegían sus piedras hace 500 años para tallar. Allí se formó en la tradición de los grandes maestros.

“Muchas de estas técnicas están desapareciendo. Hoy todo es muy volátil, todo ya. Las máquinas están reemplazando a los seres humanos y con la inteligencia artificial aún más. Y esto que hago yo requiere de disciplina, concentración, esfuerzo físico y tiempo”, explica el escultor. Y justamente eso es lo que lo distingue: en un mundo dominado por la velocidad, él se aferra al cincel, al martillo, a las cuñas y al pulido manual con piedras de cantera.

“La llegada de la electricidad hizo que todo aquello fuera cambiando y quedando atrás por la velocidad en terminar las obras. Me motiva utilizar las técnicas ancestrales porque encuentro más placer y sentido en ir paso a paso… hacerlas con mis manos, pensando, volviendo a dibujar y replanteando la obra”, sostiene sobre este proceso, que es tan satisfactorio como lento y exigente, con el cual una obra suele llevarle de dos a tres meses.

Su camino lo llevó en 2024 a exponer en el icónico Museo del Louvre, en París, al cual llegó de la mano de Gestión Arte, la galería situada en el primer piso del Palacio Barolo, en la Ciudad de Buenos Aires. “Fue una experiencia inolvidable, no solo por estar dentro del predio del Louvre, en Art Shopping, que es uno de los lugares más visitados y conocidos del mundo del arte contemporáneo, sino porque quise saber si el arte argentino estaba a la altura del europeo y del asiático y descubrí que sí. Hay artistas muy buenos y sensibles en este país”, destaca con orgullo.

Siempre en busca de un delicado equilibrio, se inspira “en las situaciones que nos atraviesan a diario, pasado o presente, entre el mundo inconsciente y la realidad cotidiana” y disfruta de abordar temas profundos, como vida y muerte, existencia y vacío, amor y desamor, frustración, racismo, esclavitud.

Hoy Emilio Infantino alterna exposiciones en Argentina, Europa y Estados Unidos. Este mes mostrará dos obras en el Salón del Vidrio en Berazategui y en octubre viajará a Italia para participar de una muestra en la Gallería Abitata en Florencia. Mientras tanto, sueña con comenzar a dar clases para transmitir lo aprendido.

A los 53 años descubrió lo que realmente quería hacer y, a contramano de la inmediatez de la época, eligió el camino de la dedicación y la paciencia para no solo crear esculturas sino revivir con sus manos un arte ancestral.

(Para conocer sus  futuras exposiciones lo pueden seguir en @emilio.infantino)